Las oportunidades perdidas de vender #MarcaEspaña

por @amuda

El escaparate millonario de Nochevieja

Estoy viendo por televisión las últimas campanadas de Nochevieja de la Puerta del Sol, el corazón de España. Son exactamente las mismas campanadas de los últimos veinte años, sin innovación ni creatividad. Y son oportunidades perdidas. Pensemos un momento: al día siguiente veremos por televisión cómo otras ciudades del mundo, desde Sydney hasta Río de Janeiro, pasando por Dubái, Londres, París y otras muchas, aprovecharon al máximo ese momento para promocionarse gratis en todos los telediarios.

Seamos claros: si juntamos los tres o cuatro segundos en que salen las imágenes de los fuegos artificiales de cada ciudad y el nombre de cada una, multiplicado por el número de cadenas de televisión que hay en el mundo y por sus respectivas audiencias, estamos hablando de una campaña que no que tiene precio en el mercado de la publicidad. Añadamos de regalo los vídeos y fotos que se cuelgan en las redes sociales y que tienen un importante valor económico. Ahora hagamos el cálculo del coste/beneficio de la campaña y comprobemos que nos sale más barato que el primer anuncio del año de Coca Cola. ¡Qué de oportunidades perdidas para un país que acuñó el concepto «marca España»!

En España no faltan talentos ni medios para aprovechar el escaparate millonario de Nochevieja y realizar cuantas «performances» y espectáculos sean precisos para rentabilizar al máximo esos momentos de «branding» a escala universal. Sin embargo, todos estos talentos y medios se tienen que ir fuera a vender el nombre de otras cuidadas del mundo, como el ejemplo que encontramos en Dubái donde ha batido el récord Guinness con el mayor espectáculo de fuegos artificiales del mundo: 450.000 disparos iluminando casi 100 kilómetros de Dubai. Los fuegos artificiales y la ingeniería empleados su Nochevieja fueron diseñados por el español Vicente Caballer y fabricados en la planta de Pirotecnia Caballer, en Valencia.

Los responsables del Ayuntamiento de Madrid tienen que empezar a valorar ese regalo caído del cielo para su cuidad. Tienen que volverse conscientes de que durante algunos minutos, la ciudad es el punto de mira de toda España. Pueden compartirlo a nivel mundial, en lugar de desperdiciarlo. ¿Qué pueden hacer para ello?

  •  Cambiar el lugar de la celebración para acoger más gente. Actualmente, en la Puerta del Sol solo caben 12.000 personas, así que trasladar las campanadas a la plaza de Cibeles, frente al edificio del ayuntamiento, proporcionaría un espacio más amplio donde caben cientos de miles.
  •  Inventar una idea novedosa cuando suenen las campanadas, algo que llame la atención de los medios internacionales, sin perder las costumbre de las 12 uvas.
  • Poner los fuegos artificiales en un lugar cercano al punto de celebración, pero seguro. Quizá el lugar perfecto sería sobre una plataforma colocada en el estanque del Retiro.

Los países o ciudades pueden promocionarse con poco dinero, pero de manera inteligente. Hay que aprender a aprovechar las oportunidades. Francia nos proporciona un buen ejemplo:

El Museo de Antigüedades Egipcias de El Cairo anunció que unas bacterias afectaban a la momia del faraón Ramsés II, pero no tenían medios para solucionarlo. El ex presidente francés, Valéry Giscard d’Estaing, anunció que Francia se haría cargo de la cura de la momia y asumiría todos los gastos. Los franceses idearon un buen plan de marketing para ofrecer a escala mundial una imagen de país que apoya las culturas con unos científicos muy capacitados. Querían sacar la noticia a nivel mundial con el mínimo coste, pero ¿cómo? El truco fue recibir a la momia con el protocolo de un jefe de estado, y con banda de música. La noticia tuvo tanto éxito que apareció en las portadas de los noticiarios. Ahora forma parte de la historia del faraón para siempre.

Algo parecido pasó en España. Después de que la justicia de Estados Unidos fallara a su favor en el denominado ‘caso Odyssey’ y de que, en consecuencia, la empresa cazatesoros estuviera obligada a devolver el tesoro de la fragata ‘Nuestra Señora de las Mercedes‘, España volvió a desperdiciar una oportunidad de oro. ¿Qué hizo? Se limitó a recibió el tesoro en el aeropuerto, con altas medidas de seguridad, y lo llevó lo antes posible a los sótanos de la Casa de la Moneda, sin que se enterara nadie. Nadie. Parece que España tiene una larga historia desperdiciando oportunidades de oro.