Antes de emprender, aprende a cocinar

por @amuda

9 recetas para macerar al emprendedor que hay en ti

Cuando tenía nueve años dejé mi pueblo natal en Nubia y me fui a vivir con mi padre y mis dos hermanos a El Cario para empezar mis estudios. Mi padre era un inmigrante, vivíamos en una habitación, y allí tuve que buscarme la vida: ir el colé por la mañana, trabajar por la tarde, estudiar por la noche y dos días a la semana lavar mi ropa a mano y cocinar para mi padre y mis hermanos.

La cocina fue mi mejor escuela, aunque entonces no lo podía imaginar. Vi los frutos años después, cuando monté mi primera empresa. Entonces me di cuenta de que empecé a tomar decisiones inconscientemente sin saber por qué, pero con el tiempo entendí que éstas se habían ido macerando mientras cocinaba en casa. Mi amor a la cocina me llevó a hacer cocinadelmundo.com  para agradecer lo que había aprendido y poder ayudar a otras personas.

1-     Creatividad e imaginación: cuando abres la nevera y te preguntas la cuestión más difícil del día ‘¿qué comemos hoy?’, toca espabilar y tirar de la imaginación. Debes aprender a gestionar los recursos que tienes (los alimentos). Si ya tienes la respuesta, la segunda pregunta inmediata es ‘¿falta algo?’. Son el mismo tipo de preguntas que te hacen tus empleados: ¿cómo puedo hacer esto?  ¿qué recursos tengo? Y tienes que dar siempre una respuesta porque eres el jefe.

2- Medir el tiempo: Saber cómo hacer dos tareas paralelas para ganar tiempo y dar un resultado en el menor tiempo posible. Mientras vas haciendo un caldo en el otro fuego fríes las verduras para el mismo plato. Algunas veces tienes que coordinar dos equipos independientes para que al  final de sus respectivas tareas se encuentran  y sacar así adelante un  proyecto.

3 – Ingredientes: Busca en los supermercados o tiendas de barrio aquellos productos más baratos o de marca blanca que te permitan ahorrar para llenar una cesta pero sin perder nunca de vista la calidad. Un empresario debe saber buscar ese equilibrio necesario. La estructura de costes es importante para lograr el beneficio, pero sin sacrificar la calidad ni a tus empleados.

4 – Riesgo: Cocinar tiene mucho riesgos, desde cortarte el dedo a quemarte con el aceite pasando por algún que otro percance menos imaginable, pero al final, te vendas el dedo y  sigues haciendo la comida porque sabes que te están esperando, que dependen de ti.  Lo mismo para un emprendedor. Si hay dificultades o crisis en el trabajo no tiene que rendirse ante el fracaso. Solo hay un camino, llevarlo adelante a pesar de las dificultades.

5 – Toma de decisiones: Si has elegido hacer un plato eres el responsable, algunas veces aciertas y le gusta a los comensales; otras veces no te sale como esperabas, porque has olvidado echar sal o te pasaste de tiempo de cocción. Cuando te pase eso, puedes intentar salir del paso sacando un poco de chorizo, queso y un buen vino. Tienes que aprender que en los negocios se fracasa y no siempre te sale como esperabas, por eso es mejor tener siempre en mente un plan B.

6 – Cálculo de costes: tienes dos opciones comer fuera o cocinar por ti mismo. Para elaborar un plato de comida entran en juego muchos factures desde los costes implícitos como el precio de la materia prima, de la electricidad o el gas, de la bebida que acompaña… al tiempo dedicado en la cocina (que también tiene un coste). Con la opción de comer en un restaurante ahorras tiempo pero sabes que el coste sube al final del mes. Tú decides hacer las tareas internamente en la empresa o contratar a una empresa para hacerte el trabajo, sabiendo que el coste te sube pero que tu equipo tiene tiempo para hacer otras tareas de más valor añadido.

7- Reconocimiento del esfuerzo: Cuando pones en la mesa la comida que acabas de cocinar y los invitados te dicen ¡qué rica está, eres buen cocinero’, sientes la satisfacción del trabajo bien hecho. Lo mismo sucede en el mundo laborar: cuando haces un buen trabajo llega el reconocimiento de tus clientes y te premian con su afinidad, como cuando quieren repetir de tu plato.

8- Eliminar el estrés: Sigmund Freud decía que cuando estás bajo de ánimo hay que hacer tareas manuales. No hay nada mejor que entrar en una cocina y cocinar para eliminar el estrés como demuestra la escritora mejicana Laura Esquivel en su libro Como agua para chocolate. El único sitio donde me siento feliz es la cocina.

9- Paciencia: Cocinar lleva tiempo y cuando más elaborada a fuego lento, más rica sabe. Algunos intentan hacer la comida en pocos minutos y pretenden que el resultado sea el mismo. Fracasan por falta de paciencia y lo solucionan con comida precocinada, ésa que sabe siempre igual vayas al sitio que vayas. En el trabajo hay que mirar al largo plazo. Los resultados no salen de un día a otro hay que tener paciencia, buscar resultados rápidos nos lleva a cometer errores que se pagan también a largo plazo.