¿Qué vendrá ahora?  

por @amuda

 

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“Ningún árbol, crece hasta el cielo” C.G.Jung

Primera etapa:

El ser humano es ante todo un animal social. La cooperación social es nuestra clave para la supervivencia (incluida la reproducción), seguimos siendo animales como nuestro antepasado el Homo Sapiens. Nuestras capacidades físicas, emocionales y cognitivas están todavía conformadas por el mismo ADN de aquél que piensa que todavía estamos en la sabana. Conforme Sapiens evolucionó como ser humano siempre ha buscado una respuesta a sus preguntas sobre los efectos naturales y enfermedades, necesitaba una ley que pusiese en orden su vida y encontró la respuesta en los dioses. Ellos le explicaban porqué hay tormentas porqué llueve, porqué crecen las plantas, porqué morimos. Los Diez Mandamiento, el Talmud, el Corán o el Canon Pali de los budistas fueron libros de ley con mensajes claros para ayudar en la cooperación social. No matarás. No robarás. Honrarás a tu padre y a tu madre. Así, si tú cuidas de tus padres, tus hijos te cuidaran de mayor (sistema de la Seguridad Social de su tiempo); los sacerdote son los jueces que ponen orden y hacen cumplir la ley. Si cumples la ley tendrás tu recompensa, si no, serás castigado en la otra vida.

Segunda etapa:

Los libros sagrados fueron nuestras leyes hasta 1882 cuando el filósofo alemán Nietzsche anunció la muerte de Dios: Dios no creó al hombre sino el hombre a Dios. El ser humano llegó a esta idea después de un proceso que duro miles de años y terminó con la llegada de la primera constitución del mundo en EEUU en el año 1787, seguida por la revolución francesa y la carta magna de Inglaterra. Y así nacieron las ideólogas, con los políticos haciendo el papel de obispos de estas nuevas religiones. Y nació la ciencia, con sus libros que daban respuestas a las preguntas al porqué de las cosas. El ser humano poco a poco empezó a no tener necesidad de ir todas los domingos a la iglesia para tener respuesta y el domingo se cambió de ser el día del señor a ser el día de un espectáculo como el fútbol. Las nuevas ideologías consistía ahora en ser de derecha o de izquierda y se convirtieron en nuevas religiones que se sobrepusieron a las ya existentes, como los cristianos, judíos, musulmanas o budistas, como una capa más. Y la Seguridad Social nos hizo individualistas, ya no hace falta cuidar del prójimo porque cuando sea mayor el estado se encargará de cuidarme. Cada vez en los países más adelantados hay menos fieles y menos respeto a los libros de los dioses y más respeto a los libros modernos como las constituciones y las ciencias. Y con los nuevos medios de comunicación empezaron a desaparecer las culturas auténticas, ya no queda en la tierra culturas libres de influencia externas.

Tercera etapa:

Ahora con la tecnología está llegando la tercera etapa. En su viaje, el ser humano empezó matando a ideologías como el comunismo y la socialdemocracia y próximamente ya no seremos de derecha o izquierda sino que la etiqueta será cuán adelantado o atrasado se esté, tecnológicamente hablando, en un mundo que va demasiado de prisa, donde el objetivo de la vida no es tener sino solo usar. Lo más importante es la libertad individual y la capacidad de disfrutar del día a día movido por el consumismo y el miedo del futuro. Cada generación ha nacido en una realidad histórica determinada, el cambio lo está hacinado ahora una generación que nació en una época de prosperidad económica, sin grandes guerras o epidemias, regida por normas y valores concretos, con un sistema económico y político único. Aquellos términos de diferencias biológicas cambia: ya no importa tanto la raza y la sangre como la cultura.

¿Van de desaparecer las ideologías? La respuesta es: no. Seguirán como perviven las grandes religiones, que nunca desaprecien pero ya no tendrán una influencia tan importante sobre nuestras vidas. Encuentran refugio, como las religiones, en los países menos desarrollados, porque todavía necesitan respuestas divinas a sus problemas.

¿Quién nos gobernará?

En los últimos años los políticos abusaron de su poder. Muchos mediocres y fracasados –y algunos corruptos también– encontraron refugio en la política para sentirse importantes en la vida. Ahora la gente está cansada de ellos y en un futuro no lejano serán remplazados por gestores. Ya están llegando a través de ciertos partidos políticos o de candidatos independientes, pero con los años se presentaran a las elecciones como simples gestores o directores del país, a los que se les exigirá sacar buenos resultados. Un país será como una empresa y los ciudadanos, sus accionistas. Y los gestores, como pasa en las empresas, podrán ser de otros países así podremos ver a un canadiense gobernar en Italia o un español en Argentina. Será el triunfo de la tecnocracia. Pero mi pregunta, ¿podrán los tecnócratas responder a las nuevas preguntas del ser humano?.